saltó de la silla y empezó a gritar con todas las superficies que tenía:
con las manos,
los labios,
el rubor de su piel
. pero se olvidó de gritar con los ojos
jamás podría
. . . y se llenó el cuerpo de miradas
y los labios de palabras
y el aire de perfumes lindos
y los oídos de halagos sabrosos
. pero no supo llenar el vacío
que crecía y crecía en su mirada
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