.espontáneas


    
          Estoy donde nunca estás
          donde te encantaría estar
          donde está la acción
         
          sobre el hongo nuclear
          viviendo en el presente
          surfeando el holocausto
          pateando las estrellas
          disolviendo mis cabezas

     estoy y no me ves
     te ves a vos
    
     no a mí
     cómo soy
     ni quién soy
     lo que digo
     y mis silencios

     ando
     caminando
     y no me quedo

     d e s a p a r e z c o

     y no me ves
     ni seguís
         
     porque mirás
     te estancás
     no soltás
         
     soy quien sos
     te ves a vos
     cuando me ves

     es ceguera
     en tu esfera
     de cristal

     y yo soy tu realidad
     el espejo
     de tus actos
     tus palabras
     y deseos


            soy la sombra de tus pasos
            soy el eco en tu garganta
            el fantasma de tus cuentos



Cabo de Hornos


   No hay más que decir. La jungla avanza y llega al borde, sobre el farallón gestado en la costa. El faro albirrojo ilumina y desviste los árboles que dudan sobre la cornisa. Limpia la noche y se vuelve a esconder.
   El maniático mar, que se come hasta la roca, tiene paciencia. La tierra le es dura pero estática.
    - y si me devora el mar? a dónde me llevaría?  
   Insiste en mostrarme sus profundidades. Aún me paro en la costa a desafiarlo, a desafiarme a mí.
El viento no amaina nunca. El mar desespera, se siente, y ruge más fuerte. Se agita y a veces consigue agarrarme de los pies. Con cada impulso, una ola estalla en la arena.
  Entonces camino por la playa y veo los cuerpos de focas y ballenas abatidas. No demasiadas, solo algunas pocas, las necesarias. Y me pregunto si la tierra las llamaba como me llama el mar a mí. Ahora.


Tras bambalinas