la tempestad





volví a ver el mar.
me distrajo con su liquidez
la forma sin formas
el fluir de su ira perfecta
el fluir de su amor perfecto
  ahí
toda ella:
   La Tempestad.
con sus trompetas y nubes totémicas.

creí ver el viento
cabalgar las olas
agitando y domando
el bravo mar

los caballos blancos marchaban como uno hacia a la costa, hacia mí. 
y el mundo se rendía, hasta que no quedó nada
hasta que solo quedé yo
ante el abismo azul
y mi mundo
mi ser
acaso mi única ofrenda auténtica
concedí

sobre una roca humedecida por las olas
creo caer al bravo mar que crece
al bravo mar que me devora
adentro mío



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Tras bambalinas