para martillar algún oído . cornear algún ojo . descerebrar aunque sea una cabeza en la embestida
viniste a romperlo
antes
de que se rompa solo,
y solo no se rompe.
el cordón que te ata al mundo
la pena que te habita.
las cosas llegan si tienen que llegar
y no llegarán antes
quizás no lleguen jamás
la estrella negra es una pupila
el ombligo que fue cordón
palpita y se abre
cuando la noche acaricia.
y la oscuridad no viene sola.
con ella vienen las antorchas
los susurros
la tierra húmeda
y la escarcha.
la espera, es un capullo sin flor.
el mañana, la foto de un muerto que cuelga
del muro que levantan los lamentos.
no tiene sentido hablar
todo se cae
todo se desnuda ante mis ojos
mi propia imagen mi cara se derrite.
todo se precipita
en el interminable mar de mis días.
los cuento de a uno, como si fueran perlas
para tener más y meterlos en una
cajita, no sé… quizás algún dia…
pero no, ya no quiero días
no quiero que vengan, ni que se vayan
no los quiero ver pasar más,
ni los quiero esperar.
ya no quiero esperar nada de ellos.
no quiero pedirles que sean más,
que se queden a dormir
o a cenar
que
tengan piedad, no.
me quiero acá
conmigo
gritando
fracturando la cáscara desde adentro
donde está el núcleo
donde está lo indecible
donde todo es posible
ira
y llegaste a mi, como un viejo amigo.
mostrándome quién eres,
mostrándome quién soy.
hemos crecido juntos. ahora te recuerdo.
salvaje animal, sé que estas ahí.
desnudando tus colmillos en la oscuridad.
puedo palpar la cadencia de tu furia divina.
hermoso animal, sé que estas ahí.
siento el filo de tu mirada recorrer mi cuerpo.
en el fulgor,
tu propósito y mi destino,
se funden.
mi alma cae a tierra
solo para abrazarte.
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