de canto con el ojo vi
el vacío
de la nada misma.
el aura de mi córnea, translúcida
fue erizada por lo hipnótico.
un círculo sin fin,
cavado en el
centro de mi frente,
crecía y crecía trágandolo todo.
hambriento y predispuesto
el abismo comenzó su rito.
la danza inexorable
de la metamorfosis.
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