para martillar algún oído . cornear algún ojo . descerebrar aunque sea una cabeza en la embestida
siempre que puedo descarno mi carne en la tierra,
pienso no estar preparado.
siento estarlo, en algún reducto, la confianza permanece inquebrantable.
las circunstancias nunca cuajan,
los enlaces que pretendo cometer, son solo pretensiones.
nada mas, a la nada no le importan mis caprichos.
aún así, le sugiero a mi mente que pacte con las circunstancias que no comprende.
pienso en mi muerte inevitable. pero no es suficiente, la razón, no quiere morir,
se rehúsa a palpar al tenue velo que pende entre los limbos.
mientras mi cuerpo finge calma por fuera,
adentro hierve lo mudo, el vértigo se despierta en mí constantemente,
algo en mí quiere arrojarse a lo desconocido,
ser un misterio más.
cruje eso
como el quebracho bajo el hacha,
mi piel es el límite, la veo abultarse,
reconozco una mano, un codo, una boca abierta.
las cuencas de un cráneo empujando
para darse a la luz por fin
entre la sangre, las ruinas y los cánticos.
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