Un vendaval revolverá el éter a nuestro alrededor y nos extraerá de cuajo, por las buenas o por las malas, del suelo que pensábamos, era firme como el granito. Entonces lo que éramos y creíamos, se lo lleva el viento. Hay que volver a echar raíces, ahí, en las tierras donde nos dejó el temporal y volver a florecer.
Y es que no sabemos por dónde va a soplar el viento mañana. No hay pronósticos por acá.
Ahora somos alguien, ayer fuimos otro y mañana seremos alguien más.
Sol... estrellas... raíces... alas... todo... nada...
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