soloroloquio



se asoma la palabra.
y quisiera tenerlas a todas
aca conmigo
saberlas todas y usarlas
como si fueran mias hace años
como si las conociera a fuerza de costumbre
y supiera donde.
para ordenarlas
poner un punto acá
un adjetivo impronunciable allá.

reirme de la academia,
y de cómo esos señores de corbata
pierden el tiempo
areglándolas, perfumándolas.
porque no dan a basto.
las combinaciones
los dejan perplejos,
y quisieran controlar cada definición.
y mirá que hay palabras...
pero no alcanzan.
porque no se puede traducir
a veces no te puedo explicar la inmensidad.
a veces se sale, se me sale y se les sale a otros
un viento, algo como una escupida, un manotazo
que se escapa del inframundo,
y se tuerce abriéndose paso,
a veces se aferra con sus manitas (por miedo o pudor) de un diente, 
del labio oblongo que la articula.
impostergable la situación: se eyecta.

solo porque
la fuerza del cosmos
reina y se ríe
esa palabra,
que al fin lo dice todo
crece, se elonga y se muere.
como un pináculo,
como el residuo cristalino
de una verdad oculta,
muda y total,
aterriza
en el ojo medio de alguien
en alguna nube.
se precipita
como baba
siendo al mismo tiempo
 ajena y nuestra.
del todo y de nadie.
   la palabra buscada
  la palabra parida
     la última palabra

la puta que lo parió.-

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Tras bambalinas