.espontáneas



pude haberme quedado
y repudrido en la seguridad de mi cáscara

acto final :

le sonreí al abismo 
y salté
  
extendí los brazos
sin intensión de volar

le apunté al fondo
y me sumergí




      d
      e
      s
      c
      i
     e
     n
     d
     o







il Gioco



a veces me sirve erguirme
erigirme
sobre la mesa del juego
del mecánico juego
que juego
estacarme ahí .
y disolverme a gritos con las cartas .
sin vueltas
me destripo ahí nomás .
me dinamito .
entonces
.con la mirada iracunda y sin parpadear
.me concentro en el aire que respiro.
en la atmósfera que me inspira
y espero estático
impávido
al primer pensamiento que venga
para darle un buen mazazo en la nuca


 (a la Mammamía)

             


derrapad !


                               oh Harapos !

    fatales vientos

   furtivos instantes

  os llamo, os imploro !

  venid a mi  ! ! !

  . agujeread mis bolsillos !

  . desgarrad mis medias !

  . descoced mis mangas !

Desnudadme os digo carajo ! ! !



yo, la habitación



  No era ni siquiera capaz de distinguir entre el calor de mi cuerpo y el frío de la habitación circundante. Sentía como cada paso en mi corazón pulsante coincidía con cada vibración del suelo subyacente a mis pies. Al final, ya no supe sentirme latir.
El epicentro estaba en algún lado. Estaba en algún lugar entre ambos y en ningún lugar a la vez.
  No había un ritmo regular, ni evidencias de un tiempo vertiginoso arrollante. Reinaba un dinamismo arrítmico e impredecible de sucesos absurdos que se montaban unos a otros con increíble sincronía y perfección. Como volutas de humo, se entremezclaban y entrelazaban disolviendo mil realidades en una simple corazonada.
  La existencia era tan basta que los recuerdos de una vida se soltaron, desapareciendo en una nebulosa atómica entre las uñas de mis dedos agarrotados.
  Cualquier verbalización que podría haberme definido, culminó con la certeza de que mi auténtica responsabilidad es éste instante de lucidez vital y absolutista. Resolví ser un huérfano de las circunstancias, caminando de la mano del azar y de la sorpresa, en calles sin asfaltar y de veredas salvajemente descaminadas.
El silencio me poseyó y esquivé magistralmente las indirectas. Cual planeador rampante entre cometas kamikazes.
  La atmósfera secular cobró vida, me abrazó completa y amorfa y se fundió en mis pulmones, mi sangre. Ya no respiraba. El aire se quebraba, chorreaba e irrumpía en mi cuerpo meditabundo. Me gritaba verdades, aunque una sola, despojándome de la corrupción mental que aplastaba mi alma individual.
  Fluyó por mis venas despeinándome rasante y mortal ante un público vacilante e incrédulo.
  Yo el aire, me contorsionaba helicoidal por la habitación cúbica, redoblando las paredes y redefiniendo la arquitectura de las rajaduras. Corría en el polvo levantando y arrojando sueños estériles contra las paredes de la decencia y me escurría por las tablas de la puerta susurrando sinfonías entre las ventanas desencajadas.
  Empecé a recorrer paisajes inhóspitos de praderas pobladas de monolitos gigantes y bosques de copas cristalinas. Catedrales enteras tomadas por helechos anarquistas y oradores de lo conocido se erguían en el seno de pueblos anónimos, célebres por sus esquinas rectas y columnas curvas al viento. El cielo azul-rosado se volteó y empezaron a llover océanos, miles de ellos solapándose. Mientras la barcaza de mi realidad se hundía en nubes púrpuras, de mi voluntad soplaban los vientos que me mantenían en vuelo crucero hacia los recintos del sol poniente.
  Dejé de mirar y de reconocer objetos por su forma, hasta dejé de recordarles los nombres. El brillo, los matices, las figuras, nada tenía comparación. La amnesia de un pasado me abría el presente y eludía el futuro con tal gracia que no pude dejar de reírme siempre. Todo se renovaba con cada segundo, nada se repetía. Florecían nuevas formas ante mis ojos y con cada parpadeo se disolvían unas a otras. Pétalo tras pétalo la experiencia me maravillaba. Los colores multifacéticos se transformaban en ultrasonidos rituales que explotaban en un frenesí de gustos agridulces y carnavalescos.
Las murallas se retorcían como serpientes moribundas. Desladrilladas por los golpes, resistían hasta el fin los embates frontales de la certeza y los elementos.
  En el ambiente un tono emocional decadente tenía la fuerza implícita que caracteriza a quien quiera verse morir para volver a nacer. Las lágrimas empapaban la tierra reseca por el olvido y movilizaban los suelos pendiente abajo.
  El cordón se desató, ya no había un suelo de donde plantarse.
  Logré asirme del último pináculo de mi consciencia y estiré los brazos. Mientras trataba de hacer pie en el aire pude palpar, un instante, la espalda de mis deseos más recónditos.
  Se despertaron ante mí, me sobrepasaron, me atravesaron.
  Sin reconocerme jamás, gigantes e incompletos, se voltearon y siguieron de largo por el tobogán de la rutina formal.
Se alejaron enceguecidos.
Me deslumbraron.
  Los vi caer a lo lejos, faltos del impulso primordial de un anhelo futuro y se derrumbaron pudrientes en la vereda final.
Me miraron y me vi.
Ahí estaba
para entonces
renaciendo entre la podredumbre, las risas y los cánticos.




el Grito


. solo en los principios del devenir la consciencia . puedo resurgir por última vez .

el embudo anticipa mi caída y se abre me succiona .

la opresión de sus caprichos no encontrará punto de apoyo esta vez .

pivoteando en mi absurda visión . puedo verlos temblar .

no hay vuelta atrás . me dirijo al origen del grito auténtico

  del grito que llama . del grito que quema .

   sentí la separación

    la penumbra se parte . se sale .

   mi relativismo se muere



.espontáneas

 


simetrías mal logradas (en el núcleo de la solvencia interna)
                        cuantifican las semillas del árbol que despierta
mirando gradual . simplifico el estrecho .
ahora traccionando en el tiempo
disuelvo y transformo
la quimera del yo . 

sobre triviales condiciones
reverbero mis gritos
.siempre en sincronía.
dibujando en tus labios
la sonrisa perfecta .

más . .  
sólo
el sol diametral
sabe situar
en mi ocaso
las verdades que impiden
a la falange de tu deseo
hurgarme el oído

entremundos


  hoy no me llamo . solo por hoy .
  no tengo ni digo
  hoy podría ser el rayo de un sol lejano
  o el bostezo de alguien
  o la raíz de algún árbol extinto
  .no pertenezco
  no soy una partícula mas en el desierto
  . hoy soy una ola en el océano .
  zigzagueo en el tiempo 
  me escabullo entre los minutos
                           que vienen y van como locos
  me fugo . soy fuego en el núcleo . no tengo límites . me esfumo en el humo
  soy colores en la oscuridad . soy noche en el sol
  hoy soy agua y me escurro entre los espacios . entre las fracturas
  cambio de estado constantemente
  bailo entre fragmentos de roca perpetua
  me precipito
  desciendo hasta las profundidades abisales
  me evaporo
  me elevo a otros planetas
    me congelo impenetrable
  me fundo y disuelvo
     no tengo un hogar
     no tengo sueños
     no tengo pulseras

   hoy soy inocencia
            un vagabundo 
                       paseando entre mundos



volvé !


  soltalo !

  hasta las ropas soltalo

  desnudate la conciencia

  desparramate la cabeza en las manos

  suicidate con el silencio

  . gira lo ojos y mirate bien adentro

  el problema no esta afuera

d e s p r o y e c t a t e  .  d e s a u t o m a t i z a t e

  la cosa es          personal

  pero no corras !

  date vuelta y decile

  aca estoy . ya llegué


 


no se busca ni se encuentra




no parpadea ni lo conozco y lo conozco muy bien .
observa . silencia su permanencia .

me río de placer cuando escucho silenciarme.

permanente . me dice buscador .
        aunque no haya nada que buscar .

no dice dejalo . me dice miralo .
porque cuando respiro . no hay respirante . solo aire que viene y se va .
caminando no hay caminante
observando no hay observante
no hay distinción
no hay diferencia
          solo la cadencia
            
                              de la existencia
 

subsuperficies



saltó de la silla y empezó a gritar con todas las superficies que tenía:
con las manos,
los labios,
el rubor de su piel
. pero se olvidó de gritar con los ojos
jamás  podría

. . . y se llenó el cuerpo de miradas
y los labios de palabras
y el aire de perfumes lindos
y los oídos de halagos sabrosos
. pero no supo llenar el vacío
que crecía y crecía en su mirada

Asfalto de letras


Todavía corre en el aire esa electricidad. Como de un suspiro lejano o el grito de alguien desgarrándose en las profundidades. Una sensación íntima, irreproducible, se hace cada día más presente. Porteadora de los misterios, esta sensación amenaza con socavar los cimientos de este cuerpo insolente y fundir el todo en la nada.

Naufragando en la razón indagamos en misterios que nada tienen que ver con el juego de letras que podamos llegar a conjugar y del cual sacamos conclusiones insustanciales. En tanto “resolvemos” el asunto el barco se hunde sin remedio a las profundidades de la superficie. Tenemos la costumbre de convencernos que de generación en generación nos consolidamos como los grandes traductores de la realidad. Pero esta realidad no puede ir más allá del lenguaje. Es Intrascendente. Puramente artificial. Porque la existencia es muda, este es un mundo sin palabras, está ahí, acá y allá (nos quedamos cortos). Ahora ya no un mundo sino tantos como gentes y mentes y tan solitarios como ellos. Buscamos definirnos y redefinirnos constantemente en límites  puramente arbitrarios (¿objetivos o subjetivos? no tiene importancia). Construimos los edificios del futuro en los cimientos del pasado y el presente parece un bache en el camino.

Corre por mis venas un hormigueo sutil, pero constante. En cada célula la expectativa, la tensión de aquello que sabemos en lo profundo es irreversible.


luces en la noche



en los tormentos de la mente

llueven    incertidumbres

relampaguean     certezas


despertador



 
late un lugar en el abismo
donde los vientos centrípetos
             aniquilan los horizontes
 .pero
no vienen ni van.
no traen ni se llevan .

estos vientos cargan con la experiencia:
           erosionando el pasado 
                         y esculpiendo el presente



cosmonauta




transito
el cosmos cómico
.hablo risa
el lenguaje universal





destellos de hoy

 . no hace falta aclarar . que te dedico la atención de cual cáliz se encuentre a tu sombra
.la luz escapa de la estrella lunar y baña la oscuridad de tu mirada
acelera el caminar de mi latir
rompe la continuidad del espacio vasto
                y amaina el caudal del tiempo inmortal
. suspende mi vuelo y me precipita a un océano de mudas interrogantes

sin resolver el asunto . me agradezco el intento y me pido continuar
. porque no hay pasos a seguir . persigo el destello de rubí
               que descansa en la profundidad de mi pecho
                                . de mi alma .
  duermo sin descansar
y degusto el soso sabor de la prórroga 
no encuentro palabra que no me traicione . sólo el silencio y una mirada 
                                                    dicen lo que no puedo escribir .
 sombras inútiles ignoran el tono del lienzo que quiero pintar y pigmentan su percepción de un gris desfalleciente . no verán nunca la sencillez del trazo .
 resbalo sobre superficies de cristal esperando ser cielo perpetuo y noche estelar
. esperando que la balanza me proyecte
y que la densidad de tu perfume
me mantenga en órbita .constante. y en curso de colisión
                                                   con mi sensatez  rebelde   

Sin más



  en ocasiones me siento (y en otras desearía sentirme) como con ceguera en un laberinto 
  . tanteando cada pared la siento guiarme hasta que me lleve a la otra esquina paso a paso 
 me escucho el pulso . resuelvo con cada inspiración y dilato cada segundo
. sin hacer más que existir el momento . espero sorpresas . me hundo en la perpetuidad de la nada
  
con los sentidos a todo vapor 
                         y consciente de cada paso
                                                      no tengo la más puta idea de adónde voy

Guiso de ladrillos

  Conozco un lugar donde la muchedumbre se viste de todo y se alimenta de nada en tanto el andar cotidiano se descarta como un envoltorio de alfajor.
   Los días se compran en una librería o se agarran gratis del mostrador en una carnicería. El hoy es un número en el calendario de la cocina. El lápiz que cuelga de un hilo oficia de verdugo a la espera de lamerle la cara y arrinconarlo en la sombra, para siempre en el olvido. Unos centímetros al lado, el cuadrado en blanco… el mañana, otro número será.
   Los fotomontajes retorcidos le queman las neuronas a cualquiera que no sepa ver y la caja plástica está llena con promesas de nada y de respuestas sin pregunta. Dentro, las estrellas sin luz se parten la cabeza y se degradan mutuamente, mientras los espectadores pudren lentamente su existencia en un sillón.
  Las combinaciones del alfabeto atropellan el tímpano de los más discretos y provocan huelgas masivas de diccionarios en todos los estantes de casa y bibliotecas públicas.
  Los árboles, cansados de ser reprimidos y vistos como objetos de decoración, se levantan contra el tirano bípedo. Revientan sus autos y parten sus veredas; derriban alguna anciana con suerte e impiden a los ciclistas la vía libre. Las enredaderas se organizan en patota para tirar abajo algún alambrado, las más audaces quieren colapsar las paredes de los edificios.
  Venas de cobre y plástico se extienden por doquier en el espacio, en árboles sin vida, muros mugrientos y batidoras, donde sea… parten el cielo en mil pedazos mientras el Ratón Pérez juega a la cuerda floja. En su interior corre la sangre de una ciudad en crecimiento, descontrol.
  Los libros vuelan por los aires en una migración fatal y los ojos rojos lloran cristal líquido.
  Bolsas decoloradas vagan por las calles y se creen reinas de todo. Aprovechan las inundaciones para surfear al mejor estilo californiano y cuando el tiempo es propicio planean sobre los autos, bien arrogantes miran y tapan las alcantarillas si algo no les gusta.
  El horizonte chorrea edificios de humo y convierte el paisaje en una olvidable fotografía en blanco y negro. El aire huele y suena a combustión interna.
  Las hormigas se pasean vestidas de traje y corbata. Cargan pesos muertos sin cuestionar.
  Nace una flor para decorar alguna mesa y un pájaro se presta para decorar algún museo.
  La Sonrisa salvaje es una especie en extinción. La doméstica no es más que eso. Alguna con suerte se escapa y sale a mendigar un chiste por las calles.
  Los prejuicios son el plato del día. El Amor se mantiene en el anonimato y la Pasíon se inmola en algunos corazones. El Coraje, aguarda tranquilo el momento de ensartarle la espada en el pecho a la Cobardía mientras el Error y el Fracaso, maestros de la Experiencia y los padres del Éxito, son ignorados abiertamente y nadie quiere tenerlos en su mesa.

mente demente

  La demente… Siempre está escondida en mi sombra, arrastrándose como un roedor, reptando silenciosa esperando el momento justo para levantarse y decirme al oído esas palabras vacías e irracionales que ya estoy cansado de oír. Pero que siempre me paralizan los músculos, me frenan en seco contra mi voluntad y me hacen dar un paso atrás, dudoso, hasta que el momento pasa escurriéndose entre las grietas de la inseguridad. Entonces vuelve a las sombras y me deja parado, trémulo de ira, con el recuerdo amargo de lo que pudo ser y esa sensación familiar, de vacío insoportable, impotente, derrotado. Dentro de mí, el fuego remplaza la sangre que corre por mis venas. Me quema por dentro y carboniza lentamente los últimos vestigios de decisión y determinación que antes colmaban mi alma. Quiero ponerle fin, ignorarla eternamente.  
  Sé que no tiene razón, mas siempre logra detenerme. La siento levantarse, implacable , la veo venir de reojo y comienzo a ceder, hasta que cierra ante mí las puertas del horizonte, sin permitirme siquiera escalar sus altas montañas ni recorrer sus profundos valles. Sin nada que decir me quedo de pie del lado de la puerta que no quiero ver.  Entonces la miro reflejada en mis ojos, negra como la brea y entiendo que tengo que dejarla hablar, nomas, debo dejar de escuchar las locuras que me dice, esas palabras carentes de razón e ideas sin imaginación y demostrarle que estaba equivocada, que no la necesito y que ya no voy a dejar de caminar. Dispuesto a todo voy a recorrer el horizonte ante mí y nada me detendrá jamás.

  Lograré que el fuego, aquel que me consumía, avive las llamas de mi voluntad y determinación. Los vientos,  que antes me hacían entrecerrar los ojos, se convertirán en tempestades a mi favor, barrerán con todo adelante y me impulsaran hacia los confines de mi ser. Ese día, el sol llegará a su cenit, entonces las sombras desaparecerán y podré, por fin, verla a los ojos mientras las puertas ceden ante mí.

En la ruta.



  Una vez sentado arriba del equino metálico, cual corsario en batalla, salgo al sendero gris que  comienza a escurrirse por debajo. Sus irregularidades, se funden en una línea continua y fugaz, mientras el mundo gira sin control allá abajo.
Solo hay silencio, uno raro y particular, uno que llena el alma, el más cálido de todos.

  En el instante que comienza, todo deja de ser importante. Los excesos quedan atrás. Las preocupaciones, estériles, se evaporan sin dejar rastro. Oxigeno el fuego que nace en las profundidades del alma y que le da calor a mí existencia. Lo saboreo. Nada es capaz de hacer parpadear la llama, ningún ser, ni el más tempestuoso de todos. En ciertos momentos el fuego crepita chisporrotea se queja, pero nunca se apaga.
  Nada como el zumbido somnoliento del caucho discutiendo con el asfalto en esa lucha cíclica e interminable de fuerzas pares y opuestas. El olor de la maleza seca y el perfume de los cardos traído por algún viento errante y solitario. La mirada clavada en el paisaje a la espera de cada bajada y transpirando en cada subida. Las piernas que piden descanso y el corazón que no da tregua.
  No es para nada monótono... en ningún momento es aburrido. Simplemente no hay tiempo para eso.
  Es como una lucha de titanes: las fuerzas de la gravedad y la voluntad, el cansancio y la determinación en constante combate. 


  Con los elementos a mi favor, el viento me impulsa adelante en tanto me susurra palabras de aliento y no me deja desistir. La tierra me mantiene firme y seguro, sin dudas, por sobre todo. El agua me aclara la vista, me llena de vida y el fuego  me mantiene en movimiento, calienta el aire a mí alrededor y eleva mi imaginación, droga mi mente y me llena de valor.
  Ya nada importa. Entonces me encuentro conmigo mismo y juntos exploramos el horizonte.



Cuestión de coraje

caminando el camino . evito lo inevitable y acepto lo inaceptable
me empapo de coraje
me sumerjo en el quilombo
nado en la situación
                 veo la orilla del desenlace
                                       hago pie en el problema
                                                        me paro  
                                                                       Y
                                                                          salto al camino

Vientos de cambio

  Capaz pase, en las tardes de nuestros días y sin previo aviso, que las nubes del cambio se condensen sobre nuestra existencia. 
  Un vendaval revolverá el éter a nuestro alrededor y nos extraerá de cuajo, por las buenas o por las malas, del suelo que pensábamos, era firme como el granito. Entonces lo que éramos y creíamos, se lo lleva el viento. Hay que volver a echar raíces, ahí, en las tierras donde nos dejó el temporal y volver a florecer.
  Y es que no sabemos por dónde va a soplar el viento mañana. No hay pronósticos por acá.
Ahora somos alguien, ayer fuimos otro y mañana seremos alguien más.

yo invito

derrapando en los límites de la cordura       
                                  por las banquinas
                                                          paseo
                                              . observando las vidrieras                            
                                                           me encuentro del otro lado              
                                                                   . entonces entro                                       
                                                                              y me invito un café

Tras bambalinas