para martillar algún oído . cornear algún ojo . descerebrar aunque sea una cabeza en la embestida
soy esa cosa que repta adentro mio,
un misil, la cápsula del hombre
emergiendo en la bruma primitiva.
un rostro, el rostro de la metamorfosis
y desciendo,
profundamente me adentro
en las capas de mi ser.
en la carne sin tiempo.
perforo el blindaje
desciendo,
me quiebro,
aniquilado en mil partes
me sumerjo
continúo
desciendo aún
aparecen las primeras luces,
relámpagos
nubes azules,
la oscuridad
mas relámpagos
la palabra
no hay palabra que sobreviva,
ninguna que vuelva
del suave susurrar del alma.
el llamado es más urgente
deben perforar la realidad.
destruir su blindaje.
brillar en mil esquirlas.
estan hechas,
nacieron,
para dar batalla
aniquilar
y aniquilarse
por nosotros
dentro nuestro.
de pie ellas
enfiladas
como cadenas que descienden en lo profundo,
preparadas e innegables
llenas de éxtasis,
drogadas de miedo,
avanzan
con sus patitas
y cara de cayendo en el vacío.
irremediables
inconmensurables
divinas
Charlas CVII
El viento bramaba alto, como si no quisiera oírnos.
la anciana me susurró al oído
que hay que templar la calma
y pulir cada acto
porque cada acto es
una espada abriéndose camino.
con la muerte acechando en cada rincón.
deberíamos reflejarnos en cada rostro
y aún así ser
una sombra furtiva.
jamás vista,
jamás recordada.
debemos domar el cuerpo
y contener la mente.
marchar con sigilo
y fluir con los designios de nuestras decisiones.
nada importa
y aún así
cada instante
es un encuentro con lo desconocido
charlas XXVI
me dijo,
que el ingreso a otros mundos
es a través de una fisura sutil
encajada entre las partes.
me aclaró, que son los limbos los que definen
y dan forma a este mundo.
charlas XXV
dicen
que somos un parpadeo;
y que a través nuestro,
la inmensidad se contempla
y busca nuevas formas
de crear y aniquilarse.
y que no hay ciclos,
que la alquimia es
un cambio en la percepción,
es la posibilidad de desdibujar
los límites de nuestra visión del mundo.
el sol nunca sale,
siempre está ahí,
quemándose esperando
a que la densidad de su núcleo
lo proyecte a otra etapa.
la anciana se sentó,
esa día no hubo ocaso,
la noche llego sin preludio
súbitamente.
dijo que solo mirándose a los ojos
la humanidad dará el próximo salto.
dijo que solo así
se pueden contemplar todas las posibilidades de este mundo
y enfrentar la impermanencia de las formas
en ese espacio atemporal,
donde las miradas se encuentran y soportan
se crean realidades
se libran batallas
y se abren tajos
por donde se pueden ver
las entrañas del mundo
y de uno mismo.
estamos solos
dijo
cada batalla
puede ser la última
Charlas IV
me dijo que arrase los alrededores
(el perímetro de mi círculo)
porque algo se iba a mostrar,
algo iba a morir en mí al dar luz.
murmuró que
cuando fijamos la atención
la estructura de las cosas
se derrumba dentro nuestro.
la observé;
la anciana es como
una isla emergiendo del mar profundo.
solitaria e hipnótica.
dijo al fin, que en ese momento
se aparece una ventana
y que las cosas comienzan a vibrar.
y si quiero verlas
puedo ver que lentamente
dejan de sujetarse entre sí
y empiezan a desagruparse.
la realidad se desarma
y se puede ver claramente cada parte individual.
cada sílaba dicha,
cada granito de arena,
cada pensamiento,
cada molécula.
ya en este punto, inexorablemente,
nos volvemos parte del proceso.
el escenario se atomiza,
vibra intensamente,
brilla con la luz del primer grito
y cerca del final,
suspendidas del tenue vacío de la nada misma,
las cosas pierden la forma de este mundo.
entonces, justo antes,
un espacio surge,
como una grieta o una fisura,
y desde el limbo de las cosas
y desde el limbo de las situaciones
y desde el limbo de los pensamientos
se puede ver que
finísimos cordones de luz
conectan las partes.
y todavía
más atrás se asoma
el caos impronunciable.
floreciendo perfecto e inequívoco
susurrando
pulsando
observando
charlas III
dicen que nacer
es reagruparse.
dicen
que somos un racimo
y que esta vida,
no es ninguna en particular.
la voluntad
es la cohesión
de todas las partes.
cada célula
cada átomo
cada galaxia
es una presencia
que atestigua.
charlas II
lejana en la lejanía
asoma el grito de un ave.
me devuelve a este mundo.
en el principio
dijo una anciana
todo era así como es ahora.
en esencia todo es igual
en esencia, no hubo un principio.
la historia no es mas
que un recuerdo escrito en la memoria
y en las piedras y en las árboles.
cristaliza en miles de rostros,
evoluciona
se prueba en miles de texturas y sabores.
meditó un rato,
estaba ahí, con todo su ser.
la noche llegó casi como una criatura más.
dijo suave
que observe
y asalte
cada instante
dijo que después de todo
de eso se trata.
eso que nos observa
espera en los rincones
de nuestra presencia.
en silencio
dijo al fin
que somos cazadores
y que tenemos sólo
un intento
charlas
decían los ancianos
que antes
antes del cosmos
muy antes
todos estábamos infinitamente entrelazados
infinitamente increados.
éramos infinitos embriones suspendidos
dentro de una única matriz desdibujada.
todos pulsantes, todos pudientes.
no existían ellos, ni nosotros
ni esto ni aquello.
el tiempo increado
el espacio inexpandido
latían como púlsares
en la mente impensada
de una existencia incognoscible e inagotable.
estamos presentes
dicen ellos
pero como se presentan las olas
en el vasto océano
arriadas por fuerzas incomprensibles
todos indefinidos
cambiantes e irreversibles.
creen
aún dicen
que nunca dejamos de serlo
que nunca dejamos de ser aquello
que nos creó sin crearnos
pues no había tiempo
ni espacio
pues aquello es eterno
y lo será siempre
aquello es
esto
y más.
nos rodea
nos abarca
nos atraviesa.
y entonces siento
que quizás seamos tan solo
un espasmo
un relámpago
un contracción
un pensamiento
un destello
nada
solo algo maravillosamente fugaz
solo algo fugazmente eterno
pero profundamente necesario
e irreemplazable
algo
inevitable
descenso
el acto no predica
el-acto-es-la-inmersión-profunda.
miro a mi izquierda, y ahí estoy
arrodillado rajando las piedras.
catapultando mis dedos en la costa
intentando profanar las tinieblas
del mar en mis adentros.
para germinar, si no...
para qué más?
con qué propósito entonces
hundimos nuestras raíces en la oscuridad
si no es para florecer y apuñalar al sol
y tomar su lugar?
nuestro destino
es brillar
ser un grito de luz
en la inmensidad de lo inconmensurable.
la escalera desciende,
siempre.
es que, ya somos dios,
el cielo nos pertenece.
siempre supe que
esta realidad se cosecha
en un baldío de reflejos
y
autorretratos
se construye
con pico y pala
se talla a martillazos
se moldea
se crea, es: una creación
acaricia lo absoluto
lo innombrable
predica el mensaje
de un rostro sin labios.
pero nunca se hunde
nunca se sumerge ni se empapa.
nunca es
ni nunca dirá
la inmensidad que siento
la que me hace llorar
gota a gota
esta incertidumbre
este misterio
es el torrente en mis venas
algo se agita
y parpadea
las velas agitándose
revelan la sutil presencia
se pone de pie
en las penumbras
tambaleante
da el primer paso
abre los ojos
respira hondo
se prepara para
el gran salto
y entonces
se da vuelta
me embisto
a mi mismo
siempre que puedo descarno mi carne en la tierra,
pienso no estar preparado.
siento estarlo, en algún reducto, la confianza permanece inquebrantable.
las circunstancias nunca cuajan,
los enlaces que pretendo cometer, son solo pretensiones.
nada mas, a la nada no le importan mis caprichos.
aún así, le sugiero a mi mente que pacte con las circunstancias que no comprende.
pienso en mi muerte inevitable. pero no es suficiente, la razón, no quiere morir,
se rehúsa a palpar al tenue velo que pende entre los limbos.
mientras mi cuerpo finge calma por fuera,
adentro hierve lo mudo, el vértigo se despierta en mí constantemente,
algo en mí quiere arrojarse a lo desconocido,
ser un misterio más.
cruje eso
como el quebracho bajo el hacha,
mi piel es el límite, la veo abultarse,
reconozco una mano, un codo, una boca abierta.
las cuencas de un cráneo empujando
para darse a la luz por fin
entre la sangre, las ruinas y los cánticos.
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